Luego de haber retornado de una incursión en Patagonia (San Carlos de Bariloche y Junín de los Andes); decidimos comenzar a dedicar de tiempo completo a la pesca con mosca de Tarariras, que están reapareciendo luego de los años de sequía. Habiendo probado con éxito para diciembre, ya estamos con todas las ganas y las espectativas a mil. Pero el clima hizo lo suyo, no paró de llover sobre todo los fines de semana. Y así llegamos a este sábado 22 de febrero con pronóstico de inestable, pero durante el día fué mejorando la situción, y aunque me encontraba en el fly shop, comenzando el atado de moscas como para ir pasando la tarde, llega mi amigo Luisito y entre charlas dijimos, ¿si vamos a probar a algún lugar donde no haya que recorrer caminos de tierra?. Ahí nomás cargar equipo de mate para el regreso, los equipos al auto y allá vamos.
Con la sorpresa de no tener un solo pique, es mas ni siquiera movimientos que delaten actividad, nada mas que algún borbollón o alguna carpa que asomaba el lomo y su aleta. Varios intentos y recordamos que habíamos visto un claro entre el juncal, muy sucio de vegetación, hacia allí nos dirigimos y comenzamos a lanzar mi mosca ideal para ese momento y lugar : la rana invertida, "la soñada" como le dice Luis. Hacer un par de lances y comenzaron los piques.
Cada pique era una historia sacarle toda la vegetación, sobre todo restos de juncos y totoras en descomposición. Pero allí estaban. Comparto un video corto para que disfruten ese momento.